Tengo quichicentos millones de cosas buenas y malas para contar en el tintero virtual, pero hoy a pesar de estar a las corridas pude sentarme un rato en Plaza Belgrano, tomar solcito y navegar un ratito gracias a alguien que deja su conexión abierta. Por media hora estuve tranquilo, al margen de todo y me sentí casi un flogger…