Ying-Yang en bronce I

Como dice el negro Dolina, “los cumpleaños [las fiestas] son la época ideal para demostrarle a una persona lo poco que la conocemos.”

La verdad es que en general soy un queso para elegir regalos de cumpleaños. Si estoy apurado y no sé qué elegir a veces recurro a la orden de compra en Yenny o algún lugar similar que tiene de todo. O compro algo que no sirve para nada (qué harías si te regalan un candelabro para tus 27?).

En casos muy pero muy puntuales, cuando conozco realmente a quién cumple años y me importa, regalo algo que sea de valor para mí. Es así que tomé el último trozo de la primera pieza en bronce que trabajé, esa con la que me hice el glider hace ya muchísimo tiempo, y me puse a preparar un ying-yang.

Primero que nada pasé las medidas a un papel y me puse a bocetar un diseño, aunque es un motivo de proporciones bastante sencillas. Luego marqué con un punzón los centros y repasé los arcos. La hoja se corrió un poco en el proceso así que tuve que rehacer un par de puntos.

Después cubrí todo con cera y quité las partes a carcomer. Tuve que hacerlo dos veces porque llené la cubeta con agua del termo, para cuando me dí cuenta todo se había derretido.

Una vez hecho esto limpio lo mas que se pueda la superficie, luego con una pipeta vierto de a poco ácido nítrico. Lavar con agua, secar, repetir. Varias veces. Esta es una de las partes que mas me gustan, la gama de verdes y turquesas es preciosa.

Así quedó por ahora, tengo que emprolijar un poco los bordes y rellenar los huecos.


El resto de las fotos…

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