Volví a meter parches.
Volví a escuchar a Björk.
Volví a llorar.
Volví a bailar.
Volví a comer galletas de miel acompañadas de un carajillo.
Sigo siendo el mismo boludo de siempre, solo algo mas tibio.
Volví a meter parches.
Volví a escuchar a Björk.
Volví a llorar.
Volví a bailar.
Volví a comer galletas de miel acompañadas de un carajillo.
Sigo siendo el mismo boludo de siempre, solo algo mas tibio.